¿Os habéis encontrado en vuestra vida a alguien con actitudes similares? Quizás más de lo que nos hubiese gustado... Animáos a opinar.
Se entrenaban para estar muertos pensando que al hacerlo, renunciando
poco a poco a jugar en sus vidas, driblarían el sufrimiento por las pérdidas y
la derrota irremediable en “la Gran Final”.
Nada de ilusiones, nada de sueños, nada de amores. Ninguna atadura ni
compromisos ni promesas lanzadas al aire… Tan sólo, el vacío de una estrategia de
regateo autodestructiva.
Fue tarde cuando descubrieron con tristeza que ya se había
pitado el último minuto del partido y lo habían visto pasar solos y desde el
banquillo.